domingo, 13 de julio de 2008

De cuando en cuando, uno de ellos se alejaba del grupo y nada por su cuenta, en una dirección distinta. No elige un camino mejor: es probable que por allí no haya comida, incluso puede que se oculte un depredador. Antes de continuar el pez independiente se vuelve para comprobar qué hace el grupo: si los otros lo siguen y en cantidad suficiente, él, animado. prosigue. En caso contrario, regresa al banco. Es éste un modo de comportamiento típico de los animales que viven en manada, en grupo.

Von Holts extrajo de un ejemplar la parte anterior del cerebro, en la que se localizan las funciones que gobiernan las actividades sociales, de grupo. El pez siguió comportándose exactamente igual en todo, salvo cuando se separaba del grupo; entonces no se daba la vuelta para observar las reacciones del banco. Seguía adelante, sin vacilación.

Y todo el grupo lo seguía. El único pez sin cerebro se había convertido en el jefe indisutido. Y precisamente como consecuencia de su defecto.

Nadie tiene tanta determinación como el que no sabe adónde va.

Extraido de Elogio del IMBÉCIL de Pino Aprile.

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