martes, 14 de agosto de 2007

Caricias invisibles

Mientras hacemos el amor
me voy guiando por tus caricias.

La lectura de tu tacto
es incansable y llena de misterios.
Juego con la niebla de un beso
y alcanzo a mirarte
mientras se pierden tus ojos
hacia ninguna parte.

te abrazo como se abrazan las esperanzas
te leo el alma
y sientes arder en mi pecho
la llama que alimenta un beso.

Como cadenas son tus manos
esposas de una satisfactoria condena,
mis dedos son los ojos
que leen tu cuerpo
te hablo con la mirada, en silencio,
ausente del mundo y de la nostalgia.

te hablo con la mirada con el último aliento
y todo queda entre nosotros dos,
con los cuerpos dormidos de amor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

".... ¿Es sexy la comida? Playboy publica regularmente relatos sobre espárragos y plátanos y puerros y calabacines, o sobre untarse con miel o helado de chocolate. Una vez compré un aceite erótico, con sabor a auténtica piña colada, pero a mi amante le salió una erupción en la lengua.

Y hay cenas a la luz de las velas y esos camareros de mirada impúdica con chaleco y pimenteros gigantescos. Y hay, también, sencillas meriendas en la playa que sólo funcionan cuando se está enamorado, porque si no, no habría quien aguantase la arena en el Brie. El contexto lo es todo, o eso pensaba yo hasta que empecé a comer con Louise.

Cómo deseé ser aquella inocente pieza de acero inoxidable cuando se llevó la cucharada de sopa a los labios. Habría cambiado toda la sangre de mi cuerpo por medio litro de caldo vegetal. Déjame ser un taco de zanahoria o un fideo para que me metas en tu boca. Tuve envidia del panecillo. La miré partir y untar cada trocito con mantequilla, empaparlo lentamente en el tazón, dejar que se volviera grueso y grávido, que se hundiese bajo el peso rojo oscuro y que resucitara al glorioso placer de sus dientes.

Las patatas, el apio, los tomates, todo había pasado por sus manos. Cuando me tomé la sopa la filtré para saborear su piel. Había estado allí, debía quedar algo de ella. La encontraría en el aceite y las cebollas, la detectaría a través del ajo. Sabía que había escupido en la sartén para ver si el aceite estaba a punto. Es un viejo truco, todos los chefs lo hacen, o lo hacían. Y supe, cuando le pregunté qué había en la sopa, que había suprimido el ingrediente fundamental. Te saborearé, aunque sea a través de tu cocina."

Anónimo dijo...

Me arrodillé en el suelo y le abracé las piernas.
"-Dime lo que quieres y lo haré.
Me acarició el pelo.
-Quiero que vengas a mí sin pasado. Olvida las frases aprendidas. Olvida que has estado en otros dormitorios, en otros lugares. Ven como si nunca te hubiera ocurrido nada. Nunca digas que me amas hasta el día en que me lo hayas demostrado"